Querer ser
- Ediciones Casa de Papel
- 7 oct 2016
- 1 Min. de lectura

Todos tenemos un artista a quien admiramos y con el que nos queremos comparar o vernos reflejados. En la escritura eso se ve con nitidez: muchos jóvenes quieren ser Alejandro Dolina, Dolina quiere ser Borges y Borges quería ser Marcel Schwob. Onetti y García Márquez quisieron ser Faulkner, y es posible que Faulkner haya querido ser Melville. Quiroga quiso ser Poe y quizá Poe buscó reflejarse en otros artistas que lo precedieron y que desconocemos. Como en un juego de espejos, cada generación intentó reflejar a la anterior y en ese intento fue forjando su imagen, porque ningún verdadero creador tiene, como único objetivo, emular al otro buscando convertirse en una modesta réplica. No. Lo que persigue es rehacer en los lectores la emoción y el disfrute que le dio aquel escritor con aquel texto. Con su narración quiere volver a paladear cada palabra, cada unión de sustantivo y adjetivo que despertó ese torrente de emociones que propician los buenos relatos.
En esa búsqueda —sin proponérselo y más tarde o más temprano— se habrá convertido en un artista original, con vida propia y con nuevos hallazgos. Sus historias dejarán otra huella, sus relatos tendrán otro aire y otra idea del mundo. Así, aquellos nuevos escritores que lo lean, buscarán con sus textos reeditar las mismas emociones. De eso se trata nuestra vida en el mundo y la escritura es parte de ella.
Komentáře